Jugamos con las bombitas, con muchas. Empezaba el verano invité a mi ahijado y a mi sobrina a casa a jugar con bombitas. No fue tanta la emoción de jugar con las bombitas sino que cuando se terminaron todos los paquetes, el pasto no se veía porque estaba repleto de bombitas de todos los colores explotadas, vino la madre a buscarlos y después del helado se fueron. Gritaron desde la ventanilla “lo mejor de jugar con las bombitas es que no tuvimos que juntar del piso las bombuchas explotadas” Eso es la felicidad absoluta. La inocencia de decir lo bien […]