En la era pre-pandemia no me parecía tan importante la “ambientación inteligente” de un espacio gastronómico. En mis reseñas se podía hallar la objeción por la música en un volumen poco favorable para la conversación entre comensales y/o con camareros, la limpieza de los baños y en muchos casos si en los mismos encima no había adaptación para personas con capacidades limitadas, también solía ser negativo, en mis párrafos, aquellos lugares donde para leer la carta había que usar la linterna del teléfono: ni que hablar para ver la comida, cosa que me parece patético, que quien ofrece un plato, […]