Nada es tanta casualidad, sino causalidad… En tanto años que llevo escribiendo estas columnas, dejé entrever, ver y resplandecer mi poca amistad con los electrodomésticos. Vengo de aquella escuela de cocina en la que aprendí desde cómo se pela una pera para que quede perfecta a la vista hasta hacer una tapa con papel manteca y su agujerito quede como chimenea y así poder extender una cocción a fuego bajo evitando que se forme vapor (si hubiera puesto la tapa de esa cacerola) En una misma semana, me gané una máquina de pan (sí!!! De esas modernas, que hasta hacen […]