Temporada de Aperitivo

Es esta la hora.  Es el momento del día. Que puede ser en la semana, un domingo bajonero o un sábado de ilusión.  Pero es ahora.  Es este ocaso que se produce inspirado en avisarte que el día se está alargando.  No, no soy de aperitivo en días de frío.  Soy de aperitivo cuando me doy cuenta que la ropa colgada de la soga está seca y es más tarde que lo que creía…acerco el vaso con Campari y pomelo, sin medida.  Las proporciones son, según el color que se forme, como si fuera una paleta que mezclo colores hasta encontrar ese, el más parecido al del tramonto.

Y sí, también soy de las que ve en un vaso con vino un aperitivo.

Porque es “el algo” con “el que”

Para los días de mucho calor, un vaso con vino blanco o vino rosado me parecen la gloria.  Para días sorpresivos de fresca primavera me cae bien un vaso de vino tinto.

Porque a diferencia de pensar que “aperitivo” es la bebida y “spuntino” el bocado.  Lo que me importa es que llegue ese momento…y si no hay ropa para descolgar de la soga, bienvenido sea el momento del atardecer o bien llamado prólogo de la noche y preludio de un día de temporada de aperitivos.

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En la foto hay papas con pimentón.

Prendí el horno al máximo y le puse una fuente adentro.  Mientras tanto pelé papas (pero puede ser también con cáscara) las corté (a gusto de cada unx) las dejé en un repasador para que absorba la más mínima gota que le pueda haber quedado.  Aparte en un recipiente puse aceite, sal y pimentó.  Las mezclé allí y en un santiamén, saqué la fuente del horno y acomodé rápidamente las papas.  Cociné y cuando ya estaban listas, solo es cuestión de ver si hay ropa para sacar de la soga y ahí sí dar por iniciado el aperitivo.

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