Me contaron una buena historia, de esas reales, de las que se te pone la piel de pollo, por la emoción. Los legados, lo que trasciende y lo que se hereda, sabrán es mi mayor debilidad, sensibilidad y me emociona.
Algunos pasan por la historia y otras veces la historia para por algunos.
Marcelo me contó la historia del postre Balcarce y tiempo después acercó a las partes. Es por eso que el fin de semana pasado comí el autentico, el mismísimo…el que vino desde 500 kilómetros aproximadamente…todos y yo, los que pasaron por mi casa, por esta casa que sabe bien de herencias, de legados y de trascender a través de la mesa, de las recetas y del comer…
Gracias a Rogelio y Marcelo por acercanos. Así, también se trasciende…
hasta la próxima: Los Saluda BárbaraTotal
PD: hoy es lunes y ya no quedó más…
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Hace más de setenta años, en la Confitería París de Balcarce, el Sr. Guillermo Talou se iluminó e inventó un postre que bautizó con el nombre de la ciudad.
Se había inspirado en el imperial ruso, que era el postre para acontecimientos especiales en todas las casas porteñas en esa época, pero le agregó el componente patrio: dulce de leche. Con pionono, merengue, castañas, dulce de leche, crema y poco más, la creación de Talou se popularizó rápidamente. Tanto, que Talou recibió una oferta irresistible y terminó vendiendo la marca a la familia Dondero de Mar del Plata.
Talou se asoció con el Sr. Adobbati (un muchacho de 93, enterísimo y plenamente activo) para fabricar el postre con la receta original pero con una nueva denominación, hace ya casi 50 años. Desde entonces el legado de la fabricación tradicional del postre ha continuado (con el nombre “Comoantes”) en manos de la familia Adobbati, a punto tal que aún se utilizan los mismos hornos a leña, los mismos ingredientes, y hasta los mismos pasteleros (el maestro pastelero original se jubiló hace 5 años, y el que está ahora empezó con los Adobbati en la década del setenta).