Para evitarle cualquier tipo de suspenso, Estimado Lector, le resumo que la comida se vió interrumpida porque las misioneras que hacen las veces de camareras (y cocineras, adicionistas, pasteleras y demás rubros del gremio gastronómico) con guitarras en mano cantan algunas canciones de iglesia y luego rezan (todo en el salón!!!)Mientras algunos debatimos si los profiteroles los queremos con salsa de chocolate o de dulce de leche.
Es que BárbaraTotal es pagana!!! Veo dioses, fuerzas del más allá y del más acá en cualquier ser/objeto animado, inanimado o especial que se precie para mi criterio…
Así que tome esta reseña como un spoiler de algo más que puede encontrar, algo más que va a vivir y tantas anécdotas por contar si va a comer al restaurante L’ Eau Vive en Luján (Prov. Bs. As)
Atendido por las trabajadoras Misioneras de la Inmaculada de la Sociedad de Vida Apostólica Donum Dei le diría que la atención es prolija, eficaz y precisa (como son de diferentes nacionalidades no hay problema para ir con público extranjero, atienden en español, italiano, francés, inglés, portugués…) se sugiere reservar, aceptan tarjetas de crédito y tienen estacionamiento gratuito. El salón (todo alfombrado) y servicio de mesa es sencillo (aunque podría creerse, comparando con la actualidad, que está anclado en los 70’) quiero creer que el espíritu está puesto en disponer de más salones que de modificar la ambientación. También hay algunos licores, panes y demás productos comestibles de elaboración propia para comprar y llevar…también objetos religiosos en una vitrina esperan ser souvenir vuelta a casa.
“De un tiempo a esta parte, lo que antes era elegir un buen lugar que ofrezca lo que quiero comer, ya sea por sus platos, por sus porciones o por ser comidas no tan frecuentes…hoy día se piensa en ir a comer como en una experiencia (como quien piensa en todo menos en la comida)…y…empiezan a ser más valorados los otros aspectos que tendrían que ser de por sí buenos, para así sumar a lo bueno o malo que sea el plato, por ejemplo: la atención, el ruido, atracciones extras, estacionamiento…y siguen las posibilidades. Una vez fui a tomar té (con tortas y dulces varios) a un templo Hare Krishna (en Belgrano, CABA) otra vez comí la pesca del día en un crucero navegando por el Lago Di Como en Italia y por citar otra experiencia de las que apurada recuerdo hoy, aquella de comida Swahili (un restaurante a puertas cerradas en Villa Crespo, que servía platos, adaptados al mercado porteño, de lo más parecido al sudeste africano…que terminé bebiendo una pócima inolvidable, vistiéndome con la ropa de la tribu…y así como me ve con mi aspecto cuasi caucásico: alrededor de la hoguera haciendo el baile de la lluvia) salí airosa de todas. Pero pertenecen más a mi búsqueda profesional que a mi elección personal…aunque la comida de la Nonna, la bondiola de la Costanera Sur y las milanesas de mi madre, también por moda, por aburrimiento o porque el sistema en general los pone de moda, también gozan o tienen eso de experiencia y se convierten en una experiencia pagana para mí”
Mi sugerencia es que bien lo vale el viaje hasta Luján y si es de la zona: vecino honre al restaurante del barrio, buenos precios, buena relación calidad/cantidad y aplausos a las recetas de cacerola en inviernos de crisis económica. Aprovechas a comer recetas que a veces rotan de las cartas o bancar la parada de las religiosas que hace décadas ofrecen: Pate au cognac, Mousse de foie (como algunas de las entradas frías) Platos de quesos con Gouda, Minifyndo, Brie, Camembert (armados con jamón crudo también) Soup a l´oignon (la tradicional sopa de cebolla que ví en casi todas las mesas pedidas y eso…habla de que su popularidad por algo la hace famosa) Pescados: Mero, Abadejo, Salmón rosado y Trucha, servidos con diferentes salsa de vino, crema, limón según acaricie mejor el sabor de cada uno. Y (a mi criterio) los mejores, lo que en la carta titulan “platos cocinados” pollo, pato y conejo, cada uno ofrecido con sus salsas fuertes y relevantes para cada protagonista. Al pollo con oporto, champiñones, cebollitas blancas y queso cremoso) al lomo de cerdo champiñones, vino blanco y crema; al pato jugo de naranja, manzana, miel, vino blanco y crema y al conejo: mostaza, almendras, vino blanco y crema. Más afrancesado no se consigue!!! Ah sí: todos acompañados con papas dauphines (hoy te recibís de Galo!
Aunque siempre recomiendo después de semejante encuentro tomar cinco, seís…siete litros de Hepatalgina (y eso que no tengo publicidad con el laboratorio que lo fabrica) esta vez solo nos podía salvar: ir caminando a (la basílica de) Luján y bon appetit!!!
BárbaraTotal
Le comparto la web para conocer más
http://www.leauvivedeargentina.com/index.php
PD
Estimado Lector: como siempre dejé para lo último el postre ¿dudaba que yo no iba a pedir? Es que venía desde la ruta pensando en los profiteroles, es que yo los hago muy bien, pero debo admitir que estaban supremos… (más que sugerencia, es casi una obligación, si Ud. Es de poco comer, comparta el plato principal pero del postre no se prive)