Me avisaron los lectores, me mandaron fotos, como si yo fuera una especialista en cafés de esquinas, me preguntaron si había ido, si ya estaba para dar una opinión. Así que haciendo la previa como si fuera una investigación de las más secretas y jugadas…y porque me debo a mi público fui para dar mi veredicto. Así es como que un día de semana cualquiera, de verano y a poco de su inauguración, pedí mi consabido café con leche y unos minutos después barbijo mediante reconocí a Paula, no diría su dueña porque lejos está el cargo para decir: su alma mater, en esta esquina, estas mesas, en estas tazas que volvieron a dar música.
Hace algunos años, hice una crítica de críticas, que pese a tener terror del qué dirán, terminó aflorando un sentimiento colectivo, me negué a que llamen a Florida “el nuevo Palermo” y lo hice mientras reseñaba algunos de sus cafés y cerrando esa nota le dí mi bienvenida al barrio al por entonces “Quitapenas” del cuál Paula era su alma mater. En esa esquina de historia de tintorería se hicieron muchas limonadas, tardes de pianos, tortas ricas en invierno y si yo pasaba de paso por la calle seguro alguien desde adentro me saludaba. Contagié con mi prosa. Y después recibí las penas cuando a fines del 2018, llamémosle, vicisitudes hicieron que su puerta cerrara y con ella parte de la historia, sin redundancia, pero fue una pena.
Café Munay nos devuelve algo de ese espíritu, en una esquina luminosa, a metros de la Av. Maipú, con una taza que amo: más de 300 cc a un precio más que amoroso en esta época de billeteras muy apretadas, tortas del día (la que hay la elegís) sándwiches livianos, opciones veganas, buena oferta de infusiones para animarse y una vuelta a la esquina para volver a encontrarnos.
Si lo sabré yo, atrás de cada taza hay mucho más que una historia…otros colores, otros sabores y me encanta contar estas historias. Quería Paula, se nota mucho tu empuje y las ganas pese a estas circunstancias tan infortuitas…pero…acá vamos de vuelta: volviste y volvimos.
Hace unos días leí una nota que denominaba a Florida como HIPSTER: ay! Carajo no arranquemos nuevamente con definiciones minúsculas, que reducen a querer parecerse, imitar y querer pertenecer cuando vengo pregonando por la identidad propia…me buscan y me encuentran esos títulos cazabobes…déjenme de joder, parezco la justiciera por el barrio en pos de amar lo nuestro.
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@cafémunay está en la esquina de H. de la Quintana y Santa Rosa (domingos cerrados)
Wifi – tarjetas de crédito y débito – mesas en la vereda (zona muy tranquila muy aprovechables) salón amplio y acorde a la situación actual en su aforo – pastelería del día con opciones veganas – si te gusta plus size pedite el súper tazón –
«El Munay es un principio andino que habla de la voluntad del amor hacia todo, todos y uno mismo. El amor recíproco con propósito es la esencia del Munay. Algo tan sencillo como caminar juntos en la misma dirección aún si somos diferentes en cuerpo y alma»