Pizza con papas (y no de papas)

Hay muchas recetas que son de todos (según las versiones a lugares, culturas, momentos, personas) justifican su origen y se bautizan como sus creadores.

Comía mucha pizza con papas cuando vivía en Roma en la zona de la Piazza Bologna (con mucha presencia de escuelas para extranjeros como la que iba yo y demás sedes universitarias) en la vidriera de las rotiserías había pizza al taglio (al corte, le decís más o menos cuanto, te lo cortan te lo pesan y pagas) no es una porción es “el corte” que elijas.

A veces comía de parada en el mostrador y a veces me la llevaba para comer en mi piso.

Obviamente no fue la pizza con papas la primera opción, tardé semanas en empezar a elegirla, con prejuicio de crítica gastronómica, pensaba que podía ser algo soso, que me iba a llenar y basta.

Dejando prejuicios afuera, compartí mesa con otras personas que la eligieron y ví sus caras, transmitiendo brutal emocionalidad porque la papa tenía un sabor increíble con el romero y el aceite de oliva que lo hacían sabor supremo, más otros secretos que fuera conociendo con el pasar de las semanas.

¿saben cómo terminó la historia?

Me volví fanatica y agradecida a tan noble comida, reconfirmando siempre que todo lo que la tierra te da, bien usado, en su mejor estado y sin agregados de nada puede dar una experiencia de comer algo tan rico y a la vez, no usaré la palabra sano porque desconozco su valor nutricional, pero es innegable que el hecho de que ninguno de sus ingredientes pase por procesos industrializados ya lo hace al menos lo más parecido a algo bastante cercano a un producto por lo menos cercano a serlo.

Historias miles, algunos se atribuyen la pizza con papa a la Apulia, otros más, al sur abarcando toda la región de la Capaña y los más federales incluyen el tiempo del hambre en todo el país para decir que la pizza con papa fue alimento en esos años pre, durante y pos guerra.

En una rotisería de esas que entre sus minutas, comida al paso, llámenle fast-food solo por el hecho de que era rápido pero no se parecía en nada lo popularmente conocido como tal, frecuenté un tiempo con el solo objetivo de que me diera los mejores secretos para hacerla: la mandolina para cortar la papa, agregarle el aceite una vez cocida toda y un minuto antes de servirla, usar granitos de sal gruesa y queso duro (elegir por estacionalidad) debajo de la papa fueron algunas de las claves.

Que no falte el romero!!!  Es como tener la mejor pilcha, el mejor peinado y maquillaje pero cuando te acercás faltes perfume…

Recetas para ser contadas.

BárbaraTotal

*la de mi foto, es mi versión, cocino todo junto, la masa con apenas unos granitos de sal gruesa y queso parmesano en escamas, le agrego las papas (previamente peladas, cortadas con mandolina al momento, prefiero que conserven el almidón y al horno con romero, el tiempo que tarda en cocinarse la masa alcanza para que se cocine la papa así de finita) aceite de oliva al momento de comerla.

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