Nunca nadie se arrepintió de Ser valiente

Hoy hace cinco años que dejé de trabajar en relación de dependencia para poder dedicarme más y mejor a mi salud e intentar “hacer” en vez de trabajar.  Ya spoileo el final: no logré el 100% de ninguna de los dos deseos y aunque con altibajos, estos años, incluida la dura pandemia, puedo decir que lo que no gané en dinero lo gané en calidad de vida, porque lo que no se puede solucionar con dinero es el verdadero problema, lo otro puede tardar más, ser más complejo pero a la larga o a la corta o lo conseguís o cambias en el camino y terminas eligiendo algo que se arrima a tu bolsillo.

Dicen que “Trabaja de lo que amas y entonces no sentirás que estás trabajando” por eso los que me cruzan saben que a mí se me ilumina la jeta cuando me pongo a hablar de “cuándo y cómo el tenedor empezó a tener 4 y no 3 pinches” investigar, escribir, pasarlo a lo práctico y siempre relacionarlo con todo.

Cocinar y escribir, eso sí, van de la mano, son mi día a día y ¿si mañana me dijeran que lo tengo que cambiar o que puedo elegir hacer otra cosa? Aunque siempre quejándome: lo volvería a elegir!

Sí claro! Nunca llego a fin de mes, no salgo de vacaciones ni cada año y a veces ya ni recuerdo, la tarjeta de crédito siempre la tengo al límite y tantas presiones más, pero…es que la salud y la vocación no van mucho de la mano con la sociedad y el tiempo en la que vivo y mientras para algunas miradas es un riesgo, para mí es la vida que estoy pudiendo elegir.

Nunca nadie se arrepintió de Ser valiente, así me dijo mi último jefe, el día que le avisé que me iría.  Y esa frase la recuerdo frecuentemente, a veces a diario, como si fuera un mantra la rezo, otras veces me carajeo a mí misma.  Ni valiente, ni heroína ni arriesgada, ni nada.  Un poco la vida nos avisa que el corset nos aprieta y que quizá nos llega el momento de “bancarnos” Ser como somos y eso incluye las limitaciones que también vienen con esa decisión, sobre todo las económicas, porque, no hay libertad que cueste tanto como la que se paga con las propias elecciones.

Bárbara

La Valiente pastelería (en Av. Cabildo y Ruíz Huidobro) CABA

Está de más decir que las tortas son una cosa de locos, las medias lunas espectaculares y las especialidades de la pastelería un “must” (como el de frutos secos)   Pero el café merece un comentario aparte, es muy rico y bien servido, lo digo por temperatura, vajilla y la barra que es mi preferida para los que solemos ir solos o a tener reuniones de trabajo, le dan un lindo clima (el ambiente en general del lugar es muy agradable)

#barbiseñal comprar para llevar (las porciones de tortas son para compartir entre valientes)

De todas las veces que fui, siempre buena atención, limpieza y espacioso (no menor en esta era post pandemia) precios: ideal ir con tarjeta de crédito o a principio de mes.

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