Tenedor Libre

Pasé toda la mañana entre la pileta de agua tibia y el jacuzzi a divertidos borbotones, intercalé con algún momento de bata blanca tapada desde el cuello hasta los pies leyendo en la reposera y otra vez a las mismas aguas. 

“En la era post pandemia el aroma a lavandina que inunda todo el circuito del spa, lejos de ser un fastidio es la fragancia de la seguridad” ¿lo pensé? o ¿lo dije? Caminaba hacia mi última morada: el gabinete para hacerme el masaje…y aunque no diferenciaba entre olor a cloro u otro desinfectante cumplí todas las postas que el hotel ofrecía de este servicio y sin lugar a duda LA estrella, es que ofrecen duchas completísimas para hacer ese paso, que es un baño reparador…y de a poco volver a vestirse y volver al mundo allí afuera donde, aunque con barbijo y alcohol al 70%, el mundo sigue.

(Era mi máxima preocupación si permitían bañarse después de todo y si había que llevarse shampoo y crema de enjuague: el pelo es todo un tema…hasta secador había) y eso que el circuito no incluye habitación, pero el espacio del spa comprende vestuarios, lockers y turnos amplios y espaciados.

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El ascensor tardó apenas segundos en subir desde el sub suelo hasta la PB, nivel donde estaba el restaurante, fueron suficientes para viajar a otra era, una que evidentemente yo tenía olvidada, la de los “tenedores libres” también llamado: almuerzo buffet.

Apenas me siento y el mozo me informa: si quiero pedir la bebida, si elegiré el servicio libre o si lo haré a la carta respondo que no, que no puedo tomar una decisión de tal magnitud en un segundo…no estaba preparada para esto, ni en el amor más romántico olvidaría decir que no por tercera vez (aunque sea la vencida) a contraer matrimonio…porque el tiempo hará lo suyo con el olvido, pero el pasado vuelve y quizá sea la prueba a ver qué hacemos, entonces pensé que «una pareja abierta» era lo más parecido a elegir «tenedor libre» ambas cosas creía pasadas de moda.

 Me permito leer la carta, las opciones que leo, son claramente, pensadas para turistas…que también se quedaron en el tiempo.  Y entonces, sé firmemente y sin animarme a leer el precio, elijo “tenedor libre” y el mozo me corrige diciendo “buffet”, me paro…(ni se imagina que incluido mis rulos seré más alta que él) y le respondo afirmando “ vos y yo sabemos que es tenedor libre” en un desaire propio de quien viene del spa camino a recorrer esos metros y metros de acero inoxidable a temperatura tibia constante, con luces que enfocan con determinación de acusado cada una de las fuentes que reposan allí abajo y que hacen de todos los colores una paleta imposible de comprender pero no así de comer…todos dicen que el día de playa y de pileta suele dar hambre, nadie dijo nada que el spa también: cosas de las 4 décadas, veinteañeros no comprenderían el sentir más profundo de la lumbalgia al inclinarse y servirse de  esas fuentes repletas y que apenas se vacían un poco son continuamente vueltas a llenar de comida.

Bienvenidos a los 90’ no así al 1 a 1.  Es innegable la variedad, hay fiambres, quesos, ensaladas, buñuelos, tortillas, tartas (en porciones e individuales), wraps, piadinas, patitas de pollo fritas (reales), inspiraciones de sushi (me niego a decirle sushi existiendo la D.O, D.O.C y D.O.P chiste…pero igual sentimiento) y me dediqué a levantarme, surtirme y sentarme varias veces para honrar el momento en que pida la cuenta, no sin antes andar por la zona de los calientes que ofrecían una opción de pescado y otra de carne vacuna en richaud separados que conservaban la misma nostalgia de alguna vez…y también había arroz blanco y papas al horno para acompañar.

Valoré el momento del recambio, cuando noté que de la cocina salían los postres y se volvía a decorar todo, como alguna vez, como hace 30 años…En el pasado mi padre siempre me dijo que yo soy pérdida para este tipo de propuestas gastronómicas, también me lo dijo hace 30 años cuando él mismo me inició en los albores de “ir a comer” como experiencia total y absoluta del todo por el todo: atención, ambiente, servicios, relación precio calidad cantidad.

Si no me ojearon y salí iluminada del ir y venir con el plato por los diferentes mostradores, se debe a que estaba completo el salón, el bullicio tapaba cualquier ruido de platos que se forman de a pilas, típico en este tipo de restaurantes: los limpios de un lado y los sucios del otro.

Lo que tiene de bueno, ya sea contingentes que los venían a buscar las combis para seguir turisteando, como los participantes de eventos que se estaban realizando en el hotel y debían seguir con sus horarios estipulados, es que en poco menos de una hora se fueron yendo…y quedamos los tres únicos comensales que si hubiera sido por nosotros no hubiéramos elegido un tenedor libre.

Incluía el café y el murmullo apenas necesario para empezar la digestión.

(Por las noches es solo a la carta)

Creía que este tipo de opciones habían quedado en el pasado.  Definitivamente no estoy a la altura de las circunstancias.  Para mí: comer es en un punto concentrarme en una sola cosa, en elegir y en apreciar algo determinado, en desear algo específico y concretarlo.  Quizá lo mío, en otro orden de cosas, no sea el poliamor.

Tanto el servicio de spa como el restaurante Azorín (también hay un espacio de bar y otro de barra pero ambos no estaban disponibles al medio día) son muy buenos, completos, con opciones y alternativas, con personal que asiste y está atento, con precios y gustos quizá más pensados para turistas (servicio libre para el almuerzo $5000.- aprox.) extranjeros que para consumidores locales, en lo que a mi bolsillo y elecciones refiere.

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¿Te acordabas de los tenedores libres?

Siempre me acuerdo de los que se decía que eran Tenedor Libre Chino que tenían muchas opciones, otros de los que eran de parrilla (sigue habiendo todavía: ya sea que te sirve el mozo ofreciéndote mientras pasa continuamente o de los que vos te tenes que parar para ir a la parrilla, también me acuerdo de los de pizza que también te traían a la mesa una pizza grande pero en cada porción había un gusto diferente.

Contame a cuales ibas o si seguís eligiendo también, lo que recordas inolvidables y tus favoritos.

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