La Ofrenda

Pasé el verano leyendo, mejor dicho, leyéndolas todas…

Y en cada una fui encontrando retazos de realidades, cercanas y propias. Y en cada momento que leía, a veces antes de dormir, otras en el tren y cuando no, bajo el sol, había un momento de comunión entre la novela y yo. Como si al cerrar el libro, cada vez, algo íntimo quedaba entre esas hojas y yo.

Entonces empezó a suceder. Y cuando llegaba al final de la otra y de la otra, cuando la última página me daba una estocada de vulnerabilidad, no aplaudía a lo anónimo como quien aplaude al final de la película en el cine, o cuando aterriza el avión, al alivio colectivo. Estos ejemplares no los podía subrayar ni hacerle anotaciones como las que hago con los propios, porque todas las novelas fueron préstamos de la biblioteca municipal y debía devolverlos en perfecto estado tal como me los dieron y sin aprovecharme de los tiempos que podían ser deseados por otros…

Después de cada final se empezaron a suceder las ofrendas.
No me quedaba otra que conservar lo leído en algo concreto que me involucraba. A veces el café de la noche, otras una bebida fría para la tarde, cuando no una porción de torta porque todo parecía poco, todo parecía menos, todo afuera de mi cabeza era irrelevante para lo que había sucedido en cada capítulo de cada novela.

Fue mi dádiva, mi servicio en muestra de gratitud. Mi consternación privada, mi reflejo de lo que hago, mí Yo espontaneo: comestible para honrar…
Y le hice una ofrenda a cada una de esas obras. Y les sacaba foto, como quien desea conservar la estampita de esta era, la digital…y a veces las miro y me acuerdo el momento y situación en la que estaba leyendo y a donde me lleva, para que me siga llevando…

Para cuando sólo faltaban días para que llegue el verano, volví como siempre a la biblioteca a pedir – Otra novela del mismo autor por favor – y la bibliotecaria respondió – Esta es la última, es que ya las has leído todas –

Bárbara
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Durante el verano del 2025 leí todas las novelas publicadas a la fecha del autor @eduardo_sacheri

(excepto la publicada en abril de este año)

Novelas

  • 2005: La pregunta de sus ojos (reditada por Alfaguara en julio de 2009 bajo el título «El secreto de sus ojos»)
  • 2008: Aráoz y la verdad
  • 2011: Papeles en el viento
  • 2014: Ser feliz era esto
  • 2016: La noche de la Usina
  • 2019: Lo mucho que te amé
  • 2021: El funcionamiento general del mundo
  • 2023: Nosotros dos en la tormenta
  • 2025: Demasiado lejos

Va aquí la parte no material, algo de mi momento de intimidad, de esas ultimas veces que cerré cada una, cada vez…

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Empecé por “La pregunta de sus ojos” y es que aunque la mirada del personaje que interpreta Soledad Villamil traspasa la pantalla, el premio Oscar y me supiera de memoria el parlamento de la escena “LA PASIÓN”, los personajes, los ruidos y los diálogos no eran los mismos, entonces la novela, tenía otro semblante…las páginas del libro tenían el pulso del amor y el temor de aquella década del 70’ que atravesaba a la Argentina…


Entonces estuve con Lucas y Sofía en Villa Gesell, porque en “Ser felíz era esto” hay más de silencios y suposiciones para los protagonistas que para los lectores cuando juzgamos las decisiones de los otros y sus propias felicidades, de cada día, de cada vida…


Estuve incontables noches en el techo de mi casa, esperando en la medianera, a Antonio/Cabezón y Alejandro/Ernesto porque de muchas cosas puedo no tener idea, pero de amistad y de tener que desprenderme de vínculos que no están en ninguna categoría, sí que sé… Lo entrañable de la juventud también es respetarnos en los ideales y las decisiones, lo sé, como en “Nosotros dos en la tormenta”.

El parlamento de Fontana en “La noche de la usina” me hace acordar a mi padre. Otra que el cine le dio su versión… otra que el papel le da profundidad a la ilusión de que a veces los giles lo logran… (sigue en el siguiente comentario)

Y acaso iba a llegar LA novela de este autor donde el amor sea el protagonista. Quise con todas mis fuerzas que la protagonista cambiara su destino a su propia voluntad en “Lo mucho que te amé” y cuando llegué a la última página, llamé a una amiga, ya casi sin aliento…(y que ya lo había leído) para que me explique cómo siendo la heroína se conformaba con ese amor… y me dijo que “ese” amor para muchas personas bastaba y sobraba… y que por eso mismo era la heroína: la más simple, la más sentida, la más consciente de lo amado…


Estoy en una edad en la que fui la Prof. Muzopappa de “El funcionamiento general del mundo” porque estoy en un momento de la vida donde se es joven como para meterse y vivir a la par algunas cosas con ellos y ellas, pero también poder ver más allá de lo que los adolescentes muestran… nunca mejor dicho, entre décadas de diferencia hay modas, cuestionamientos, comportamientos y todo un mundo de diferencia. Quizá el personaje de la Prof. Muzopappa es esa mirada en la curva que van pegando los años, que todos tendríamos que aprovechar y allanar el camino de los adolescentes en vez de exigirles cuando todavía ni siquiera se reconocen entre ellos…