Jengibre y Lima (Corina y Mabel)

El siguiente relato está inspirado en hechos reales, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Mabel es como el jengibre: picante y refrescante.  Pregunta y responde punzante, es aire fresco en situaciones necesarias y aunque esta no es una publicación que abarque temas de salud, el jengibre tiene propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y digestivas.  A Mabel la conozco, ya he escrito de ella por aquí otras veces… y es verdad, también su palabra ha sido medicina…

Corina es como la lima: genérica entre los cítricos, pocos la descubren como lo que es, una distinta, a veces no se sabe si es por desconocimiento o porque pocos se le animan a algo que “se parece pero no es”.  Una lima no es un limón.  Corina es amiga de Mabel, pero no amiga mía.  Aunque los años nos mezclen, es como la lima (para mí) una distinta…

La amistad entre ellas viene desde hace décadas, en anteriores vidas, aunque sea en esta.  Tienen recuerdos de todo tipo y color.  Cada una conoce de la otra la jungla en la que anduvo, en la que anda y se comparten deseos entrañables de vuestras junglas a futuro.

En enero del 2021, cuando apenas se permitían reuniones entre pocas personas con recaudos, aquel primer verano esperando la vacuna, viviendo una pandemia.  Sería “un modo de decir” que lo festejó, pero así fue la reunión para festejar el cumpleaños de Mabel, con esas pocas amigas que estuvieron para compartir una porción de torta, tomar una copa y…verse, abrazarse, estarse en vivo, estarse en vida luego de lo que había sido ese año…Corina fue de la partida, como tantos años…  Esa vez la torta donde no sopló la velita, pués covid… fue un cheescake de jengibre y lima que hice yo y que propuse a Mabel, como algo rico, fresco, que va bien con espumante y…distinto…como ese cumpleaños…memorable hoy lo sé.

Fue otro septiembre y llegó el cumpleaños de Corina, Mabel ofreció su casa para ella e hizo las veces de remanso, por no decir exclusivo, como las veces que elegimos la morada donde estar cuando ningún lugar, es nuestro lugar.  Cuando no nos reconocemos, ni el espejo nos refleja lo que nos tenía acostumbrados.  Corina, recordó el cheescake de jengibre y lima, pidió a Mabel que le haga, eso, algo distinto, como ese tiempo… algo exótico para ubicarlo con una palabra que eleve aquel momento… Dicté a Mabel la receta y las sugerencias para la preparación por teléfono, aunque Mabel es de manos expertas en la cocina.  Días después me contó lo bien que había salido y sobre todo lo mucho que a Corina le había gustado.

Y siguió la vida y sus cumpleaños.  Y repiten la receta, para la torta de la velita… Mabel y Corina se apropiaron de la receta y escribieron su propia “Receta para Ser contada”.  Al principio no me caía simpático, después recordé mis propias páginas, mis propios argumentos, mis propios decires…y me da un orgullo bárbaro ir por la vida contando esta historia…

Nada las representa más ni mejor que el jengibre y la lima.  No se ha convertido esto en una tradición, sino más bien en un código entre ellas.  Podes describirlos y analizar sus cualidades organolépticas…podría seguir escribiendo los más amables maridajes entre sí… pero  como las amistades, este sabor que se da entre la lima y el jengibre es único, y como las amistades, las verdaderas, las que suman años… no se describen, se viven.

Bárbara

¿Te pasó de hacer una receta y que a alguien le guste tanto que la haga, la re versione y surja entonces una nueva historia?  Comentarios, sugerencias y preguntas, serán bienvenidas y respondidas.