El ramo de kale llegó a mis manos con más preguntas que certezas.
Pasé de preguntarme cómo se cocinaba, si crudo iba mejor, qué condimentos realzaban su sabor a cuánto tiempo duraba en la heladera…
¿Aceptaba que lo desconocido de esta verdura era tan parecido a lo desconocido que fue publicar un libro? ¿Elegía meter mano en la cocina a ver qué pasaba con el kale, como meter mano a escribir otros géneros que no fueran gastronómicos? ¿Quería sentarme a la mesa y probar algo que no había probado aún, como tantas veces hice cosas por primera vez porque esta publicación me excedía?
¿Seguía estando dentro de mí ese fuego sagrado que se enciende cuando la hoja en blanco enfría todo? ¿Siento lo mismo cuando empiezo a teclear lo que en la cabeza va más rápido, como cuando estoy decorando una torta y con la presión que hago con las yemas de los dedos pasa lo mismo que con las letras a través de las teclas?
¿Sigo teniendo algo por escribir si sólo llegan cosas nuevas para descubrir en la cocina, o es al revés, escribo porque mi propósito supera al ingrediente?
Como cada 1ero. De Noviembre vuelvo un año más a aquella tarde con mi hermano y la nonna, cuando empezó todo esto en 2001. Y cada año no solo es diferente sino que se expande, crece, surca, vira, pero sobretodo: anda. Y ya no lo pude detener.

La diferencia entre el “sí, quiero” y el “sí, acepto” es que “querer” implica desear, inclinarse hacia eso…y “aceptar” es recibir algo sin resistencia y reconocerlo como realidad, así tal como es.
Acepto la amargura del kale, como la de tantas veces que publico y nadie lee más de la tercera línea.
Acepto el abismo que me provoca el kale y sus combinaciones con otros ingredientes como tantas cosas nuevas, diferentes e inimaginables me llevaron a hacer a través de esta publicación, ahora también lo digo, en otros lugares del mundo…
Acepto el reconocimiento de estos 24 años con o sin el BárbaraTotal adelante o atrás, personaje o persona, diva y divagante… porque lo que hice, lo que escribí, escrito y hecho está.
Quiero, sí quiero escribir y sí…todavía hay una llama, que se enciende y le hace fuerza al aceptar eso de escribir que resiste a la frialdad y el abismo creativo que se enciende cuando “hay que escribir” y a la indiferencia de quienes prefieren los videos cortos y seguir siendo fiel a sí misma, tantos años después y no traicionando la idealización de la escritora, que verbaliza…todo donde encuentra y se encuentra, algo por contar…
Bárbara de Vicente López
PD: Hoy las Recetas para Ser contadas les tocan a quienes llegaron hasta aquí. Bienvenidas serán todas las recetas, ideas y ejemplos para usar kale.
“Chips de Kale” (limpio, cortado en tiras, estuvo en una placa con “algo” de sal gruesa, horno pre calentado y al máximo. Cuando lo sentí crocante le puse un hilo de aceite de oliva, mezclé y esos chips de kale le vinieron bárbaros a guarniciones tibias)

