El Sabor de la vida

La ví en el cine.  Es que así como no tomo café en vaso de polipapel, intento ver, determinadas películas en el cine (aunque sea la primera vez)

El cine tiene también su “ceremonia” y es parte del film, bastante que suelo sacar la entrada online con anticipación para poder llegar sobre la hora si lo preciso y más que nada por la ubicación: soy muy meticulosa, me gusta última fila al centro (así atrás nadie habla, mastica, bebe, se mueve, etc).

Lo mismo que sienten los que agitan la crítica a las carta/menú en QR y suplican por la de papel, quienes levantan la bandera por el abandonado vasito de soda con el café, las paneras que atraigan y no las que dan lástima y…las servilletas de tela, pero que absorban, no aquellas de hilo de nylon que van y vienen por tu boca sin saber por y para qué.  Es que esas de papel que de un lado son enceradas y ya lo sabemos, después de los 40 son parte de algo de lo que me río, después de aceptar que es un clásico…después de aceptar tantas cosas, de la gastronomía y de la vida.

El Sabor de la vida es un film francés del año 2023 (con ese título en Argentina), pero el original es La Passion de Dodin Bouffant.

Transcurre durante 1885 en un castillo de una zona de valles, alejada de ciudades y describe el drama romántico que se da entre la cocinera Eugenia y el gourmet para el que trabaja.  El famoso gastrónomo Dodin Bouffant (aquel personaje de la novela de Marcel Rouff “La Vie et la passion de Dodin-Bouffant” (El epicúreo apasionado)

Al inicio del film se sucede un loop del bien, una escena sin dialogo verbal, pero en la que se da otro ininterrumpidamente entre la cocinera y la cocina, así como lo cuento: todos los enseres (de época, sin luz eléctrica por ej.) y los comestibles (todos los productos que se preparan y su servicio) no sé cuántos minutos dura, pero es poesía pura el entrelazamiento que se da, en un abrir y cerrar de ollas, cucharas, repasadores y manos que hacen.

Cualquier escena del film tiene colores, luces y sombras que parecieran ser pinturas, retrata una época de cocina, alimentación y vínculos (dentro y fuera de la cocina).

Es un fiel retrato de la cocina francesa que a muchos como a mí, nos fue enseñada como base de la alta cocina, por eso, a mí el film me caló fuerte en el hipotálamo, aunque no había aromas, los platos que se convertían en protagonistas me resultaban conocidos y allí tenía guardado yo su aroma y sabor.

Bárbara

¿Habías visto esta película? ¿Sabías la historia de esta pareja en esa cocina? ¿Te gustan los films de época y conocer otras realidades que también fueron alguna vez?

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