Hace varios años que me dedico a esto de estar adentro de la cocina o sentada a la mesa siempre en un rol profesional (con menor o mayor experiencia según la vuelta)
Y como lo he aclarado en varias oportunidades (porque suelo repetirme ¿ vio? Será que por eso el público me elige… o tadavía preciso un poco más de conversación con mi psicoanalista) así como tu tío arquitecto no entra a tu casa y NO te dice que la puerta del baño abre para un lugar que no conviene, o tu amiga nutricionista no mira el tamaño de tu helado mientras conversan en la vereda…yo no visito a mis amigos o a mi familia esperando que comer estilo haute cuisine…
Todo lo contrario, quiero comer comida, sin tener que agudizar mi mirada por todo lo que pasa alrededor, en el plato y en mi paladar. Quiero ayudarte a hacer una torta para el cumplaños de tu tía sin estar pendiente de la perfección extrema.
Me gusta pararme al lado de mi amiga la Sra. L mientras corta los morrones en la mesada y que el marido el Sr. F elija uno de sus mejores vinos esos que atesora en su cava personal.
Estoy ahí y soy la amiga. Soy la sobrina. Soy una persona que come para alimentarse, que comparte la mesa con sus miserias y alegrías personales. No soy crítica gastronómica todas las comidas.
Entonces hoy puedo contar. A mi amiga la Sra. L le sacaron la vesícula. Entonces estaba un poco complicado el qué comer. Su marido el Sr. F cocinó esmeradamente sano…y compartió un tremendo vino (orgánico) le dimos una vueltaza a toda nuestra parte de buena comida…
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Comimos en esa hermosa mesa que tienen desde que se casaron hace 20 años que vió pasar todo este tiempo de amistad y que se ha ido convirtiendo en (parte de la) familia.
En esa mesa han pasado historias nuestras lindas y feas. Pero nos seguimos reuniendo. Y te juro que mientras hablamos toco esa madera y siento que acaricio nuestra amistad.
Inevitablemente el primer comentario suele ser referido a si me gusta tal o cual cosa. O yo comento que estuve en tal o cual restaurante y casi siempre son exageradamente sofisticadas las preparaciones que comí…pero las cuento como quien ese día terminó de bordar un vestido de novia e hizo una alhaja de la prenda, o quien ese día le enseñó a escribir su nombre a un chico de 5 años que aunque parezca una pavada le acaba de abrir un mundo que no se cierra nunca más.
Gajes del oficio, la amistad. Animarse a ser amigo de determinadas personas, con ideas diversas, intereses diferentes e historias distantes, es un gaje del oficio de la vida.
Y estoy dispuesta a seguir dando batalla y que no me fastidie más decir que me arreglo con un sándwich de jamón y queso; que lo importante es verse. La comida…la comida, el comer y la cocción es mi trabajo. El que me gusta, el que hago con pasión. Pero del que es bueno salirse y volver a acariciar la mesa, a que no me vean en el rol de ojo avizor que temen.
Nada más divertido que sentarme a comer con mi amiga la Sra. L que después de la operación tenía prohibido casi todo! Y tuvimos que hacer la sobremesa con agua mineral…
Hasta la próxima! Los Saluda BárbaraTotal (también acompañante post operatorio)