Me niego a decirle “nuevo polo” a un lugar de siempre, que quizá las post pandemia le está dando una nueva oportunidad a quienes creían que todos los caminos solo iban a Tigre.
Granero es una apuesta fuerte en todos los sentidos de la experiencia gastronómica completa a saber: ambientación, servicios, carta de vinos y de tragos: todo arriba de 10 puntos.
La carta es variadísima, no limita al comensal en ningún sentido, desde pesca del día, pasando por pizzas y empandas al horno de barro y los postres también destacadísimos en el horno de barro hasta cortes de carne vacuna a la parrilla, pastas caseras sin dejar afuera menú ejecutivo para los medio días de martes a viernes.
A mi experiencia los platos no son para compartir, el servicio del personal fue correcto, pedimos variedad y obviamente como todo nos iba pareciendo rico, nos ilusionamos con volver y seguir pidiendo para ir conociendo otros platos. Los precios me parecieron acordes a todo lo que estaba incluyendo la experiencia, no solo lo que íbamos comiendo.
Hay mesas espacios al aire libre (climatizados para las noches que se nos vienen) y en el interior una cuidada decoración que hace del lugar algo hermoso (me prometí volver de noche, apuesto también a que de noche se vea lindísimo con las luces y colores del piso) también hay huerta de aromáticas a la vista, entre otros espacios por los que se puede circular entre las mesas de adentro y las de afuera.
Ofrecen estacionamiento propiamente adentro del predio del restaurante (con arboleda, acertadísimo para días de sol pleno como el que fui yo) y vi varios carteles fijos de promoción pagando con una tarjeta bancaria (eso me parece que significa que no es algo breve sino a largo plazo, igualmente en el IG suelen confirmarlo) se sugiere reservar, aunque fui en día de semana, había bastantes mesas ocupadas.
Que Rincón de Milberg no pase de moda, que más lugares como Granero suban la vara de la gastronomía en la zona: es deseo.