Seguramente en mi otra vida fui historiadora. Y ahora sé que el medio que encontré para escribir son las reseñas y las recetas. Nada original la conjetura, pero es que voy a Las Violetas como quien va al museo. Me gusta saber que la Av. Rivadavia supo tener los rieles para el tranvía, que los mármoles de sus pisos son italiano, que los vitrales son para mirarlos toda la tarde y que soy de una generación que les puede sacar foto. Inaugurada el 21 de Septiembre de 1884 se llama Las Violetas porque los canteros con esas flores decoraban todo el frente. Visitada por ilustres protagonistas de la historia argentina y del mundo (artistas, presidentes, escritores, cantantes) también supo ser mesa para algunos primeros encuentros de las Abuelas de Plaza de Mayo, reuniéndose allí simulando festejar algo, en los tiempos más oscuros que vivió la Argentina donde hasta una reunión de mujeres en una confitería podría ser sospechada, se encontraron para unirse y encontrar formas de recuperar nietos e hijos secuestrados durante la última dictadura militar.
Las Violetas cambió de dueños, sufrió quiebras, cambios de dueños, reformas edilicias, adaptaciones a los nuevos tiempo, fue escenario de películas y hasta estuvo cerrada algunos años. En 1998 fue declarada Sitio de interés cultural por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.
La historia se escribe si se va viviendo y Las Violetas merece que sigamos yendo a sus mesas para seguir escribiéndola. He leído sobre más anécdotas e historias, también las propias de mi tía Cristina que frecuentaba y de las mías con mi mamá que amamos la Av. Rivadavia que tiene siempre unos muy porteños atardeceres cuando el sol se va y entre el tráfico y los semáforos nunca lo alcanzas y es la sombra porteña del día que se fue.
Bárbara
Qué agregar de la propuesta de la carta que no se haya dicho: una confitería con todas las letras (también la carta tiene otras opciones para almorzar y cenar) hasta me compré su vino (etiqueta propia) para traer a casa.
La opción del té María Callas es abundante, rico y variado para 2 adultos (diría que hasta 3 o 4 agregándole algo más de lo que ofrece la carta) su personal con oficio hace que todo sea dinámico, correcto y atento.(incluye porciones de tortas, sandwiches de miga y tostados, porciones de budín, pan dulce y bombitas rellenas)
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Las Violetas es mi “más” que sugerencia por su relación precio, calidad, cantidad.
Y…si te sobra, te lo ponen en un paquetito para que te lo lleves.