Esa frase no es mía, es de Federico Fellini el director de cine italiano que antes de serlo fue dibujante, quizá su mejor proyecto aunque el público, la crítica, los actores y todo el mundo le dijeran que lo mejor de su vida había sido ser director de cine. Y entonces él afirmara que si no hubiera sido por esa carrera como director de cine, nadie hubiera reconocido sus dibujos.
Lo mismo me pasó a mí, empecé cocinando, quería aprender un oficio y otras circunstancias desafortunadas me acercaron a escribir y de lo cual no he sido reconocida por mis manjares, sino por la forma en que tengo de contar mis recetas…
Este domingo con sabor a dificilísima y nueva cuarentena, daré ese giro fellinesco que sólo aquellos que saben de apellidos que se vuelven adjetivo para describir y meto mano al pesto que la albahaca todavía me permite hacer.
Muchas veces no tengo nada para decir, pero, yo también sé cómo decirlo: en el mortero machaco las hojas de albahaca y ajo picado, agrego aceite de oliva, también los piñones picados, algunos granos de sal gruesa y otro poco más de queso rallado. El pesto es una salsa, no es aceite con albahaca, sarteneo la pasta colada pero algo de esa agua donde se cocinaron la agrego al pesto.
Invito a tod@s l@s lector@as a que me cuenten su/s momento/s fellinescos o sus “momentos BárbaraTotal” cocinando y comiendo: atravesemos este domingo con historias que nos lleven a esos mundos de películas que mezclan realidades inimaginables con absurdos finales.
Hasta el 2 de Mayo se exhiben muchas de sus obras a mano alzada, fotografías, afiches, vestuario y mucho más que se puede ver y vivir en el Museo Nacional de Arte Decorativo
(va link a la web para más información: entrada gratis)
y algunas de mis fotos que ojalá les contagien esa inmersión en una película fellinesca…