Se dice que “no se queje si no se queja” como para abrir el paraguas a los reclamos. Pero creo que como en muchas cosas, entre ellas en la gastronomía, no es lo mismo la queja y el reclamo en tiempos de pandemia, donde nuestra vara “perdonadora” está mucho más flexible que en otros momentos donde el dedo que exigía era inflexible. No suelo publicar reseñas de lugares a los que fui una sola vez, apelo a la frase “un mal día lo tiene cualquiera” y como mínimo voy tres veces antes de publicar una reseña: nunca de un viernes a la noche si es un restaurante, o los dos primeros sábados del mes (que suelen ser los que más movimiento tienen) y puede haber apuros, desordenes, improvisaciones: es que la gastronomía es profesional pero de tan bajo margen de ganancia, que apura cualquier situación en la cocina y en el salón, en tiempos de pandemia y no.
Aunque no era la primera vez que consumía en el hotel (fui a cenar varias veces los últimos veranos, incluido este último, porque en general los hoteles tienen muy buen manejo de los protocolos en este caso de covid) y me dejé tentar por la publicidad del servicio de té en el jardín, las buenas experiencias previas habían sido la carta a favor a la hora de consultar el precio y elegí concretar la tentación.
Sí, claro que es sugerible ir a tomar el té a los jardines del Hotel Sofitel, la pastelería es exquisita, el lugar es encantador y hoy día de lo más seguro: jardín inmenso al aire libre, los sándwiches y la copa de espumante: el final felíz de cualquier día. La atención, los protocolos y el servicio fueron correctos teniendo en cuenta la realidad por la que atravesamos. La relación: precio/calidad/cantidad seguramente sea para bolsillos que no estén atravesando los devenires de la pandemia o bolsillos de principio de mes. Las fotos son solo retratos del inicio de las migas que dejan una tentación concretada para el (grato) recuerdo.
BárbaraTotal
Aclaración:
Es de un sabor amargo, haber pagado con anticipación, confirmar la transferencia y en el momento que vas a pasarla súper tener que vibrar con la urgencia de demostrar que el pago estaba hecho, el acceso de la escalera sí o sí debería ser avisado antes, no tengo ninguna imposibilidad concreta para subir escaleras, pero sí una limitación y si hubiera sabido que ese era el acceso hubiera consultado si el servicio podía ser en el restaurante (que también está siendo momentáneamente en el acceso del hotel que es al aire libre, no tan lindo como el jardín pero igual de seguro y sin escaleras) el hecho del olvido o mal entendido entre el personal de recepción con el del servicio y la reserva que no estaba, aunque fue resuelto con celeridad y amabilidad, no sumaba a la serie de devenires por los que ya íbamos pasando, sobre todo porque le había hecho tanta publicidad a mis acompañantes de todas las experiencias anteriores que habían sido muy buenas, que estos idas y vueltas mientras el tiempo pasaba (cuando está estipulado el turno de 2 horas por protocolo) no hacían más que correr el reloj, si modificaron la comunicación y tomaron la sugerencia para informar lo del acceso por escaleras, detectaron donde fallaron al registrar los pagos previos, las reservas y la recepción, confirmaría que una sugerencia hecha con minuciosidad y sin espamentos es más efectiva que quejarse a lo loco y no contemplar ni un ápice de error hasta en un lugar de lujo como es un hotel 5 estrellas, igualmente creo que son todas casualidades, que aunque te hagan sentir nadando en un limbo, no son más que circunstancias de cualquier trabajo, no solo de los martes 13 que cualquiera puede tener uno, un domingo también.
Pd: enviado por BárbaraTotal
“Quería hacer algunos comentarios dado que ayer cuando fuí, habiendo hecho todo con anticipación (consultar, reservar y pagar) no supieron bien hacerme pasar, habiendo llegado apenas unos minutos antes, me hicieron entrar 15′ después de casualidad porque volví a preguntar viendo que ingresaba gente que había llegado después de mí; el acceso al jardín es a través de tres tramos de escalera (la interna del hotel y dos más en el exterior) yo desconocía ese ingreso, me hubiera venido bien saberlo con anticipación (le sugiero lo informen a próximas personas que como yo consultan sobre el té en el jardín) y cuando llegué al jardín no estaba mi reserva, no figuraba en el listado ni mi nombre ni la confirmación de la transferencia.
Como todo y porque también tengo experiencia de ese otro lado de la gastronomía sé que pudieron ser una cadena de casualidades y justo me tocaron a mí. El lugar es hermoso, el clima acompañó, las personas a las que invité estuvieron muy a gusto con todas las cosas muy ricas, no era la primera vez que iba al hotel en sí, fuí a cenar varias veces los últimos años y siempre todo estuvo bien”
Hay formas, lugar y momento para decir si algo no estuvo bien y encima creemos saber que podría haber sido de otra forma o hasta lo vimos venir, seas o no crítica gastronómica. Así que hoy les comparto el ida (la vuelta, al ser hecha por un tercero al que no le consulté su autorización para publicarla, elijo no exponer, pero sepan que respondió rápidamente, en forma educada y supo sortear los detalles que observé de la mejor forma posible)