La historia de este plato es que, definitivamente, como todas las cosas que se continúan de generación en generación, lo más probable es que quien me invitó con este “maude” (o mahude, tampoco sabe si va con o sin h y si es femenino o masculino el artículo que lo anticipa) no la sabe y se vio a las apuradas por hacerlo, antes de olvidarse.
Y sobre todo porque cada vez que me acerca a su cocina judía sefaradí, me dice que la vergüenza de no hacer tan seguido los platos que comió de sus bobes y ahora de su madre y suegra, la exigen más aún.
Así que anoche, se obligó a hacer esta tradicional receta sefaradí de los judíos en Siria. Cuando hoy me llegó el tupper tenía un cartel que decía “a mamá le salió tan bien como a la abuela, por eso te mandamos para vos” y que esa calificación le bastó para BárbaraTotal sea destinataria y cuente esta historia y la receta para estos primeros fríos que nos invitan a las comidas de cacerolas.
Receta y procedimiento:
*pelar las papas, cortarlas en cubos y freír. (reservar)
*cortar el pollo en cubos y dorar en aceite (reservar)
*en una olla poner el pollo y por encima las papas, cubrir todo con caldo de pollo y condimentar con baharat. (la versión de la receta ancestral dice que se hacía con agua, en tiempos de cocinas más precarias, así mismo también se le suele agregar canela también hoy día para paladares valientes)
*poner un plato que haga de tapa en contacto con la preparación (no la tapa en sí de la olla porque lo que más se busca es que se concentren todos los ingredientes) cocinar a fuego mínimo e ir controlando la cocción de pollo y las papas. Se sugiere comer caliente.
El plato va a ser sumamente aromático por la combinación de especies, animarse a hacerlo es también viajar gracias a la memoria de nuestro olfato.
Seguro me esté leyendo algún/a cocinera que también lo haga y quiera compartir su receta: la leemos entre tod@s para probar nuevos aromas y otros viajes.