No siempre hay recetas para ser contadas

(con motivo del 2 de Junio Festa della Repubblica y 3 de Junio Día del Inmigrante Italiano en Argentina, me tomo esta pequeña licencia en un relato más que personal)

Hace algunos años, participé de un concurso “gastroliterario” con motivo de la “Settimana della cucina italiana” mi admirado Pietro Sorba proponía contar qué significaba la cocina italiana.  Casi como un relato al psicoanalista declaré, lo que ahora son anécdotas, pero que fueron parte de cómo me criaron y sin darme cuenta era parte de la cultura gastronómica que tanto pregono…porque no todos los italianos comemos pasta e pizza.

«Que pasé domingos comiendo risotto mientras todos comían asado, que comía pasta fría como ensalada y que en mi casa la polenta siempre tardó una hora…no sé qué corno pasaba que en la casa de los demás siempre era en un minuto»

El premio fue una comida con mis invitadas en un lujoso restaurante típico italiano del puerto más excelso de la Ciudad de Bs. As.  Hasta ahí llegamos con quienes hasta ese momento eran mis compañeras de italiano y a partir de esa noche fundamos una amistad itálica.  Siempre nos acordamos de esa noche y coincide con el espíritu del día del inmigrante, porque…hay una gastronomía típica y una gastronomía del inmigrante, la típica tiene que ver con el origen y la forma en que se pudo seguir haciendo tal o cual plato, postre o bebida…y la del inmigrante es qué pudo hacer lejos de su tierra con lo que había en el nuevo mundo, de ahí que vienen las adaptaciones a recetas que se diferencian mucho de las originales y a la vez los “cocoliches” que se hicieron para no perder tradiciones, para seguir heredando recetas.

En mi casa el guiso de mondongo no existió, los inviernos tenían BUSECA, como se pudo aprendí a hacerla adaptando la receta con la oferta de la carnicería de mi barrio.  Todos los años cuando llega esta fecha, vuelvo a pasar por este sentimiento y…no, aún no estoy preparada anímicamente para compartir la receta…sabrán contemplarme, no siempre me debo a mis Lector@s, todavía tengo melancolía por nuestra receta y conservo el manuscrito della Nonna donde detallaba cómo y con qué hacerla con aquellos detalles para hacerla tanto acá en su casa de la calle Laprida (adaptándola) como la original desde donde empezó todo en Casorate Sempione el día que se subieron a ese tren.

BárbaraTotal

“no siempre tengo recetas para ser contadas”

Deja una respuesta