El sol de los últimos días del otoño me hicieron acordar al dorado de las papas fritas, esta vez con mandolina, hice papas rejillas.
Me quedaron de un color dorado espectacular (tal como quiere decir la palabra “dorar” cuando se cocina)
Ay! Sé que algún día voy a morir, mejor dicho, yo voy a vivir por mi literalidad
Así que no me queda otra que contarles, los pasos que hago para que me queden tan buenas.
*lavarlas, pelarlas, cortarlas (como quieras, pero siempre que el tamaño sea parejo) y poner en agua (después de un rato, que largaron todo el almidón) escurrirlas y secarlas (con un repasador mejor) y freír en abundante aceite (ideal 170°) para confirmar este datazo: lo mejor que podes hacer es poner una en el aceite y si enseguida sube es que está en la temperatura óptima para freír.
OJO feí una cantidad que veas que nadan cómodas en aceite
(porque si pones más cantidad de la que te permita ver nadar cómodamente las papas se van a pegar)
A diferencia de lo que se cree, en relación a la absorción de aceite, cuanto más aceite mejor, porque si pones poco la papa absorbe todo en vez y te quedan horribles, si hay abundante solamente incorpora lo que necesita para cocinarse: es así!