El horno aún está tibio, al escurridor no le cabe ni una , al abrir la heladera se observa un Tetrix perfecto entre los estantes que no dan más lugar a nada: las botellas que deseamos frías para la Noche Vieja, a la que ahora le faltan menos de 24hs, las preparaciones que les falta algo…ese toque que sólo se da mientras llegan los invitados y nos sentaremos a comer: ni antes, ni después
Hay silencio en la casa, que ni Blas está para ladrar, sólo quiere entrar por una vez en todo el día, más no sea por alguna miga…pero se patina y se vuelve al jardín.
Tengo que esperar que se enfríe el paté. Hice casero. Como cada noche vieja, como un fetiche que lo es.
Ahora es mi momento de epílogo, que aunque en la madrugada sea silencioso existe.
A veces me acuerdo, de estas mismas esperas en el restaurante, en hotel, en los eventos. Apuraba al maitre para que saque el postre y así poder irme, a veces aprovechaba los tiempos de la cocina para no pensar, entonces enfilmaba toda la mesa dulce y la dejaba en la cámara. Sabía que los mozos a las 4am. iban a ir por ella. Yo estaría por llegar a mi casa. Pasadísima de sueño, pero sin poder dormir. Y ese también es tiempo que le pertenece a la cocina.
Ojalá otro año más elijan leerme. Me lo deseo egoístamente. Como cuando deseaba que un comensal vuelva al restaurante y pida el postre que le había gustado tanto la última vez…
¿Será vivir un círculo vicioso? ¿Somos ese hámster en la ruedita que corre hasta las 00 de todos los 31 de Diciembre para sentirse vivo? O porque mira su camino recorrido o porque se ilusiona con los caminos que se irán abriendo paso en su andar.
Mientras subo la escalera, veo todos los pedidos que mañana vendrán a buscar los clientes. Peró aún hoy ni yo me creo que algunos pedidos esta vez también son con el libro.
Y aunque no sea el resumen de este año, quizá sí de una gran parte de la profesión. Y no hay vuelta atrás. O porque escriba otro o porque no escriba más.
Bárbara
El año que se va, se lleva las vivencias y sube la vara para el que vendrá. O porque sobreviví o porque elegí vivir. Y mientras tanto sigo cocinando para escribir.
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