Algunos llegaron por meter la pata, otros por dar tanto la mano que dieron hasta el codo…y otros por demasiado sedentarismo y como todo lo que no se usa «se atrofia» menos la lengua que es lo único que pueden usar mientras pasan este rato haciendo kinesiología…Aunque no es un grupo, porque cada uno va acomodando su sesión según sus horarios…pasa el tiempo y nos cruzamos:
Victor (el empleado) llegó cuando su brazo izquierdo, había pasado por tres operaciones y ahora que eso que había sido polvo volvía a ser un brazo tenía que volver a usarlo.
Lucy (la escribana) que después de que se le pasó el susto del accidente que vivió mientras manejaba, empezó a sentir el dolor pero en el cuerpo, el latigazo propio de la frenada le sacudió la cabeza y con ella las cervicales,
Rita (la ama de casa) y madre de tres niños, que pide recambio de rodillas…(no voy a develar la edad por su propia coquetería)
Alberto que con la historia de Dupuytren (un problema en ambas manos que padece) ya me contó la historia de quién descubrió la enfermedad, Guillaume Dupuytren y con él casi casi casi la historia de Francia.
Y por último yo, que llegué allí cuando no pude decir que no, ni una vez ni dos ni tres y en vez de aprender a decir que no, estoy aprendiendo mucho de kinesiología en los más de siete años que llevo viniendo…
Es que somos varios que entramos, salimos y volvemos a venir.
La secuencia vendría a ser así: de la sesión 1 a 3 hablamos de porqué estamos viniendo (cada uno comenta qué le pasó, en qué parte del cuerpo, si le afectó o no a otra parte el mal funcionamiento…diagnostico, tratamiento, etc.) conclusión: por acción u omisión estamos rotos y doloridos, algo tenemos que hacer y empezamos con 10 sesiones…
De la sesión 4 a la 7 hablamos de si fuimos antes a otro kinesiologo, hablamos bien o mal dependiendo de la experiencia, terapias alternativas…de si nos quedaba lejos o cerca y cerramos siempre con la misma conclusión: hay que elegir un kinesiologo que quede cerca de tu trabajo o de tu casa, porque al igual que la asistencia al gimnasio, sino está de paso abandonás…
De la sesión 7 a la 10 hablamos de nuestras vidas, ya hay bastante más confianza, o porque te vieron haciendo posiciones extrañas, o porque no pueden creer que haya algunas partes del organismo que ni conocés y que te funcionan mal o se rompieron…y que tienen tanta importancia en el funcionamiento hasta para estornudar!!! entonces ahí se genera o no la empatía con la risa, con la desdramatización de lo que a uno le pasó y porque anda por esas camillas…conclusión: mejor que te toca el mismo horario conmigo porque los que vamos hace mucho, los que sabemos que vamos a tener que ir siempre somos los que con mucho humor inventamos las diferentes historias de porqué llegamos ahí para no contar la penosa y verdadera…realidad.
Porque cuando dejan de venir, te cuentan que a partir de ahora se van a cuidar, van a ir a yoga, a caminar, etc. etc. etc…y después te los volvés a encontrar!!! entre la camilla de R.P.G, los bastones y barras para hacer las diferentes posturas: somos pocos y nos conocemos mucho!!!
Entre mis temas favoritos de conversación, sobre todo cuando voy al último turno, es que se va a cenar…así las cosas, entre sesión y sesión, armamos mesas de pacientes, porque no somos amigos, nos conocimos en la mala y decidimos juntarnos para una buena!!!
Nos encontramos en la puerta del restaurante en cuestión, que todos casual o causalmente querían probar: por diferente.
Juro que después de los primeros mordiscones, no supimos mucho de qué hablar, porque cierto era que estábamos en otro ámbito completamente diferente al que asistíamos, estábamos sentados y no acostados como solíamos presentarnos, sobre todo teníamos puesto los zapatos y faltaba «Ella» nuestra kinesióloga, que a ninguno se le había ocurrido invitar!!! Y eso sí que fué tema de risa, a este encuentro y a los que siguieron los llamamos «La Sesión 11» gracias a que las obras sociales te van otorgando de a 10 sesiones (en general, algunas de a 15) y podés hacer hasta 30 al año…no es que sepa más de kinesiología que de gastronomía…pero…son más de 7 años de aquellas veces en las que no pude decir que no y llevo conmigo algunos problemas en las vertebras.
Ninguno sabía de ante mano que estábamos yendo a un restaurante self-service…que es casi como el colmo de un paciente de kinesiología y a la vez hasta parte de la risa…de más está decir que la ambientación de Tetuán Brasero Marroquí es muy excentrica, en el fondo de un local comercial que a la calle tiene todas las variedades de cervezas, pasando por un pasillo se abre como un gran espacio cubierto, con una mesa central (mesa comunal) y a los costados, en altura como si fueran gradas, en madera, decorado con plantas (parece el mismo decierto…) espacios para comer con mesas pequeñas tipo ratonas (todo siempre del mismo material) haciendo la visual del lugar diferente a todo, porque todos se ven desde todos lados…es muy excentrico para la movida palermitana que no comparto, pero que este lugar se convirtió en uno de mis favoritos, porque aunque lo más importante es el morfi, todo ayuda.
Más excentrico era el grupo de comensales del que yo formaba parte, no eramos amigos, no nos habíamos conocido estudiando nada en común, no había primos, ni hermanos en común: compartíamos sesiones de kinesiología.
Hasta la próxima!
BárbaraTotal
Tetuán Brasero Marroquí (súper recomendado!!!)
Ravignani 1780 Palermo (CABA)
Domingo a Jueves 18hs a 24:30hs / Viernes y Sábados 18hs a 2 am
Efectivo y Tarjeta de Credito / No hace falta reservar / Self-Service /
Platos abundante pero no para compartir. Carta breve, pero acorde a la propuesta del lugar. No ofrecen nada dulce para después.
Muy bueno el Hummus con fainá / El sandwich de ojo de bife ras al hanout, cebolla asada, morrones asados, repollo curado y verdes, viene con papas fritas y estás las salsas para que te pongas la que quieras / Babaganoush espectacular.
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Esta historia está basada en hechos reales, cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia.
Y con mucho amor de compañeros de sesiones de kinesiología a la memoria de Victor que después de unos años de compartir kinesiologa falleció abruptamente, de algo que nada tenía que ver con el problema de su brazo.