Hasta Ciudadana Ilustre no paro

¿Cómo se hace una Ciudadana Ilustre? ¿Dónde se estudia? ¿Por dónde empezar?  Lo pienso mientras leo en voz alta, palabras de otros que citan mi nombre y la referencia de los lugares gastronomicos que reseño. 

Y entonces supe que hacer gala de los que conforman mi íntima aldea y tomarlos como lo que son: virtuosos y rutilantes, costumbristas y bizzarros…resultan tan inspiradores como rutinarios y son el mejor espejo donde reflejar y reflejarme.

Munro es el corazón de aquella época del “directo de fábrica” textil y calzado al que nos llevaban antes de empezar las clases para que acopiemos medias, pantalones y remeras que duraban todo el año.  Pero antes de ser aquella avenida comercial, supo ser nuestro primer acercamiento con el cine.  Hoy museo, plataforma, talleres y archivo de los estudios Lumiton.  La época del cine del teléfono blanco fué acá mismo.  Ni tan lejos ni tan céntrico.  En un barrio de casas bajas.

Acompañando ese ritmo, en 1945 se funda el cine Astral, luego reconvertido en Centro Cultural Munro desde 1994, ofreciendo espectáculos (teatro, cine, musicales) hasta 2019 que un incendio lo obliga a permanecer cerrado.  Se reinaugura en 2023 y su cartelera ofrece presentaciones que lo enaltecen y acompañan, en esta revalorización que todos los vecinos merecemos.

Cerca de las 19:30 de los viernes y sábados, mientras se va silenciando el ruido comercial de la calle Velez Safield, se forma la fila para ingresar.  Adentro y ya en la butaca, soy la versión femenina de Salvatore y el Centro Cultural Munro es mi Cinema Paradiso.

Cuando termina la función los espectadores/vecinos seguimos el circuito Munro entre la pizzería de al lado, la heladería de enfrente o el bodegón que está en la calle Armenia (restaurante de familia) por contar algunos…

Anoche el pianista Mariano Manzanelli se lució y engalanó la sala interpretando a Liszt y Piazzola.  Acercó la obra clásica y la popular.  De saco y zapatillas desacartonó cualquier distancia que la solemnidad del título podía dar por sentado y nos relató aquello que vendría con palabras de uso diario y espontaneidad de aquel que habla por su virtud.  Nosotros le regalamos el sonido de la fuerte lluvia que se colaba entre el piano y los aplausos.

Bárbara

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+ Sí, hay paragüero, cada uno deja el suyo al entrar y lo retira al salir, como en la película…

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Y si antes o después queres comer/tomar algo consultame y seguro voy a tener la mejor sugerencia a tu deseo gastronómico.

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